EL BLUSÓN DE IS.
El otro día me llamó Isidoro, Is
para los amigos… un amigo del pueblo.
Quería comunicarme algo que él
consideraba importante, le noté algo alterado, más bien nervioso, como cuando
de pequeño tienes algo que decir que
consideras crucial pero no encuentras el momento ni las palabras adecuadas… estaba
relacionado con la noticia del acelerador de partículas.
Me comentó que había experimentado en su granero el tema
ese de las “partículas”, sí, me dijo que hacía tiempo estaba tratando de conseguir
como librase de unas partículas que salían a gran velocidad del granero cada
vez que arrancaba y aceleraba el tractor,
me explicaba que se montaba tal
remolino de gravilla, polvo y restos de
grano que no le dejaban ver además de dejarle la camisa hecha jirones.
El caso ya lo tenía solucionado y por eso me
llamaba, había encontrado en un baúl de casa el blusón de su padre, recordaba
que esa prenda la tuvo su progenitor muchos años y que siempre le protegió de
las inclemencias del tiempo, trabajos y de la brega diaria.
¡El blusón de Is ha sido todo un hallazgo! Con él ha conseguido
protegerse de esas partículas malditas y de la bronca de su mujer cada vez que
llegaba a casa hecho unos zorros.
Me comentaba eufórico de como
veía la idea de poner de moda y comercializar el blusón de trabajo similar al
de su padre… ese de tela dura e impenetrable a las partículas como la cara de
algunos políticos.
Yo le dije que me compraría uno.
Joaquín Fdez. Igual,
incondicional del Blusón de Is.
1 comentario:
Yo también quiero uno. Enternecedora historia
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