"EL MIRADOR" ( Relato) CAPITULO 1º


El Mirador (1ª parte)
Relato


Día I.- Lunes

Hoy es una tarde gris, lluviosa, he puesto música… a  Charlie Parker, enciendo un cigarro, suena “All the things are your ”, que quiere decir algo así como “Todas las cosas  son tu”.
 Dar una calada y mirar a través del ventanal de mi apartamento es lo mas inspirador que se me ocurre para decidirme a empezar a rellenar esas hojas en blanco que hay en la pantalla del portátil que está abierto en mi mesa.
 Limpio con  la palma de mi mano los cristales empañados para tratar de ver con más claridad como cae la lluvia, las gotas resbalan desvirtuando mi visión, líneas de agua  que se unen en irremediable caída  componiendo lentes longitudinales que multiplican todas las imágenes del exterior como una  película calidoscópica.
El azar hace que mi mirada se centre en una joven que intenta cruzar la calle hacia la acera de enfrente, mira hacia los lados y pasa deprisa, sin correr, protegiéndose de la lluvia con una carpeta grande que cubre su cabeza, se detiene resguardándose debajo de un  toldo que hay de enfrente, es la tienda de Martín los ultramarinos que heredó de sus padres, él es del barrio, de toda la vida, tiene de todo, siempre comenta que el negocio se lo han copiado los chinos. Me guarda el pan todos los días.
 Escampa un poco, la lluvia es mas fina y la chica rubia decide continuar su camino, la sigo con la mirada…no se porqué.
Mi amigo Charlie ha dejado su saxo y mi cigarro pide un cenicero.
Me siento, la luz cálida de la lámpara y el papel luminoso de la pantalla me invitan a escribir…. Día I. lunes.- Hoy es una tarde gris, lluviosa….…


Día II.-Martes 

Otro día, cae la tarde, sigue el plomo con su color invadiendo la  luz exterior.
 Un impulso incontrolado me hace estar aquí, de pie, delante de este muro transparente, tan frágil algunas veces y tan sólido otras, una línea divisoria que siento como una frontera que solo me permite la posibilidad de ver y oír los sonidos atenuados de los coches al pasar estallando los charcos que aún quedan en el asfalto de la lluvia de esta mañana.
Hoy me apetece oír a Vangelis se titula ”Love Theme”, sin comentarios, de unas de mis películas favoritas “Blade Runner”.
¡Estás ahí! , mi impulso ha tenido su recompensa no premeditada, cruzas decidida la calle con tu bolso y tu carpeta,  no ha sido por el mismo lugar, no eres mujer de ideas fijas, tu andar  parece seguro, mi atención se centra solo en ti, presiento que hoy tienes prisa parece que no hay motivo para parar y necesito estos instantes para poder saber mas de ti, te veo con mas nitidez sin nada que perturbe mi visión, adivino una falda algo corta  y jersey negro entre tu largo y desbocado abrigo beige, tus botas son altas,  casi hasta las rodillas, tu media melena asoma debajo de la boina marrón, te queda bien  el tocado parisino.
Miras el reloj e inconscientemente, miro el mío  y pienso si tu horario se repetirá mañana, no quiero obsesionarme al fin y al cabo mi  curiosidad se limita por dos escasos minutos al día y pienso que no pueden crearme adicción. Te alejas.
Vangelis toca su final, me pongo un poco de hielo al resto que queda  de ron, enciendo un cigarro y casi un poco ansioso decido trasladar estas sensaciones  en otra página  luminosa...Día II Imartes.- Otro día, cae la tarde


Día  III.- Miércoles

Parece que este otoño ha decidido convidarnos a “lluvia para todos”.
Hoy me apetece oír a Bob James trío en un tema que se llama Tenderly. (Tiernamente)
Me acerco al ventanal y enciendo un pitillo, parece que se ha convertido en un rito, es la hora en la que quedamos ayer, tengo  la duda si hoy me dejaras conocerte un poco mas, llueve y puede que te quedes un rato debajo de tu toldo favorito.
 ¡Si! ya te veo, no, si, ¿eres tú? el paraguas no me deja verte bien, si, las botas altas son las tuyas aunque hoy llevas gabardina, pero no te pararás, llevas cobijo portátil, ¡cuidado viene un coche!...lo has visto, sigues tan precavida; cruzas, ¿que ocurre? miras el bolso, , , te paras  ¿que buscas? , el móvil… te sitúas debajo del toldo de Martín, sabia que era tu “sitio” ya nos vamos conociendo, bueno, para ser coherente  con las circunstancias, diremos que empiezo a conocerte; con tanto atrezzo, carpeta, bolso, paraguas, no puedes, pero te organizas, dejas la carpeta y el paraguas apoyados en una caja que hay al lado de la puerta de la tienda, sacas el teléfono y te cuelgas el bolso,  la providencia ha querido que te quedes un rato para poderte ver sin prisas, bueno sigamos siendo coherentes, realmente ha sido la llamada, la benefactora de esta pausa en tu camino, parece que sabes quien es, claro, tu expresión al mirar la pantalla ha sido clara, lo tienes grabado en la agenda.
Parece  alguien conocido, has comenzado tu conversación un tanto exaltada, como si fuera la continuación de algo discutido anteriormente, asientes y miras hacia arriba,  a la nada como si supieras de ante mano lo que te van a decir; pasa un coche, te tapas el oído izquierdo, sale una señora de la tienda a la que reconoces, la saludas con una leve sonrisa y te das la vuelta cara a la pared, sigues hablando por tus ademanes parece que no dejas que tu interlocutor  tenga opción de contarte nada, te quitas el aparato del oído y sin mirarlo lo cierras con decisión… has colgado, tomas aire y miras a ambos lados, al coger el paraguas retienes un instante la mirada en la sortija que llevas en el dedo anular de la mano derecha, te lo quitas y lo guardas en el bolsillo de la gabardina, abres el paraguas  te acomodas el bolso, la carpeta y sales en dirección contraria a la habitual con paso largo y decidido. Creo que tu relación sentimental se ha complicado.
 Bob y su trío hace un rato que pasaron al segundo tema, hoy me parece que el capitulo será mas largo.
Escribo: Día III.- miércoles. Parece que este otoño…..

Día IV.- Jueves

 Un día más, preparado para engrosar estas páginas mezcla intriga y curiosidad con pensamientos que fluyen y amontonan en mi afán por conocerte.
No se me ha olvidado el rito, ya tengo el cigarro encendido, y   he puesto  en el CD a  Sara Maclachlam, y canta   I will remember me. Y tu me recordaras…    ¡ah! Llueve,  para variar
Te estoy esperando y mientras apareces pienso que esta, llamémosla…relación se está convirtiendo en algo un tanto especial… hace unos días no te conocía y ya ves lo que hace  el tiempo… crearme estas preguntas y también esas repuestas sobre tí, aunque se que no dejan de ser especulaciones y conjeturas sin fundamento real, te niego la opción  a que me las rebatas; juego con ventaja  pero es comprensible, todavía no me conoces.
Estoy algo preocupado por tu supuesto conflicto sentimental de ayer  aunque en el fondo me gusta mas creer que estas sin ataduras amorosas, no se porqué….Te pega más ser una persona así como independiente.
Quizás hoy no pases, hay veces que en estas situaciones la vida puede cambiar, puede ser posible que trabajáis en el mismo sitio y esta situación podría  conllevar problemas, bueno  no se porque pienso todo esto, puede que sea un enfado de novios al fin y al cabo puede que no hayáis  roto todavía, si hubiera sido algo decisivo habrías tirado  la sortija a la alcantarilla. O también  quieres hablar con él cara a cara y  devolvérsela… un momento… porqué tiene que haber un  él y no una ella. No sé si entre los homosexuales se regalan anillos de compromiso.
El disco ha pasado al siguiente tema, “Ángel”  y en el cenicero hay tres colillas. El líquido elemento nos da una tregua.
Bueno, sea como fuere parece que algo ha sucedido, llevas unos diez minutos de retraso sobre nuestro puntual encuentro diario.
¡Un momento!, te veo, has cruzado la calle por sitio distinto y vienes andando por la acera de enfrente, tu paso es mas pausado, hoy llevas un vestido con cuadros grandes blanco y negro tipo Chanel  Pata de Gallo creo que se llama, cinturón  negro ajustado y ancho, su gabardina larga acampanada clara,  melena suelta, medias cristal y zapatos de tacón negros haciendo juego con el bolso.. su carpeta  y su paraguas,… está linda.
Pero parece que miras de reojo a un coche que va paralelo a ti con la ventanilla bajada y un tipo conduciendo, ¿porqué lo llamo tipo?. Te está diciendo algo y tu caminas  decidida sin vacilar, de repente el tipo acelera adelanta unos metros pasada la tienda de Martín, lo deja en doble fila y  baja, se te pone delante, te toma del brazo sin forzarte y te insinúa que os coloquéis   debajo del toldo, accedes resignada y el tipo comienza su discurso. (¿Por qué le seguiré llamando tipo?).
Lo miras un instante, retiras tu mirada elevas el mentón giras la cabeza y me clavas la mirada, me da un vuelco el corazón, me estas mirando…, ahora  lo escuchas pero no le oyes, ¿que hago? el tipo sigue hablando dando explicaciones, aguanto tu mirada, doy una calada al cigarro, limpio el cristal, el subconsciente genera movimientos inexplicables , debe ser para que me veas mejor,  y sin saber como ni porqué hago un leve movimiento de negación con la cabeza sugiriéndote que no puedes seguir así que las cosas cuando llegan a esa situación es mejor acabarlas de una vez.
De repente metes la mano en el bolsillo de la gabardina sacas el anillo les abres la palma de la mano y se lo plantas con disoluta energía, yo diría que como clavo introducido por certero martillazo de carpintero. El tipo se queda con una mueca  en el rostro entre sorpresa  e incomprensión. Me vuelves a mirar buscando esa complicidad trasmitida; te sonrió, ahora asintiendo tu decisión.
 Me considero testigo  de un final  deseado, me quedo con una sensación mezcla de tranquilidad  y excitación.  
Comienza a llover, abres tu paraguas me miras fugazmente; te vas. El se queda inmóvil, ausente, no vuelve la mirada, está petrificado, yo diría en alto estado de catatonia… ¡Se acabó tío!.
La espera  ha tenido su recompensa.
Sara ha dejado de cantar y sin pausa me dispongo a contar este episodio lleno de acontecimientos, con este entrometimiento en tu vida, tan fugaz como intenso, lleno de sensaciones, ¿por que he tenido ese arrebato?… estoy conmocionado.
Escribo:
Día. IV.- jueves. Un día más, preparado…


Día V.-Viernes

La mañana ha estado nublada, parece que esta tarde, según las noticias podría caer algún chubasco, No hay tregua, ya me estoy acostumbrando a esta luz.
Esta noche la excitación no me ha dejado conciliar el sueño, desde muy temprano siento el desasosiego propio del adolescente cuando tiene una cita por primera vez. Lo que nos ocurrió ayer llena de indulgencia  cualquier resquemor que puedas sentir con la humanidad entera.
Estoy aquí plantado, en mi mirador, tratando de controlar ese vértigo que avisa mi taquicardia…esperándote.
La oscuridad se acentúa,  Martín sale de la tienda y baja el toldo de los encuentros, es su acostumbrada y bienaventurada manía que tiene para proteger las cajas y canastas dispuestas en el exterior a pie de escaparate. Me mira y saluda, parece que el mirador se ha convertido también en escaparate, como si quisiera mostrar a todos mi  estado anímico; le saludo, puede ser que  la iluminación que tengo en el salón con las dos lámparas  deje al descubierto también mi interior.
No viene mi cómplice; ¿será por que hoy no he cumplido con el rito? No soy supersticioso… pero voy  a poner música.
Ya suena… B.B: king en un disco que grabó con Eric Clapton, he puesto Ten Long Years (Diez largos años)

Arrimo más la lámpara de pie hacia mi para que mi silueta no quede en contraluz y se aprecie mejor que estoy dispuesto a mostrarme tal y como soy, quizás sea una petulancia por mi parte pero no quiero ocultarme y seguir siendo ese mirador incógnito  que te observaba desde la penumbra, no voy mal , bueno estoy vestido como yo acostumbro no llevo nada especial para este día, mis pantalones vaqueros negros la camisa caqui de manga larga y mis botas color cuero con cinturón de igual material; no me gusta estar en casa con eso que llaman ropa cómoda, siempre a sido así, de hecho creo que no tengo, o sí… toda mi ropa la considero cómoda, pareciera que estoy esperando a alguien o como si en cualquier momento tuviera que salir, pero hoy solo tengo que esperarte.
Ya ha pasado mas tiempo de lo habitual, quizás te hayas ido fuera este fin de semana.. o puede que haya influido los acontecimientos de ayer y hayas cambiado de ruta…se ha terminado la música, el cigarro  y mi ánimo pasan a un estado de relajación, me retiro sin perder la visión de nuestro ventanal ese punto de encuentro que solo tú y yo conocemos.
 Me siento delante del ordenador, esta mañana he arrimado a la ventana la mesa, lámpara  y cables incluidos… te imaginas por qué.
 Ya es de noche, Martín ha recogido toda su mercancía exterior, está subiendo el toldo, me se su rutina, ahora guardará el gancho tirará del cierre, candará, se guardará la llave en el bolsillo del pantalón se subirá las solapas de su  chaquetón marinero y se irá para casa.
Estoy en calma sigo oyendo a B.B: con Eric Clapton, este tema  se titula Three when my heart beats like a hammer (cuando mi corazón late como un martillo). Un blues precioso.
Tanto desasosiego todo el día para quedar tirado en la silla mirando por ese vidrio que ya solo refleja el interior.
 Me apetece salir a tomar algo, pero también creo seria algo infiel a mi compromiso diario de contar, en este soporte que lo aguanta todo, mis sensaciones de hoy, si me voy me deprimiré mas, tengo que superar nuestra primera cita frustrada.
Me quedo y lo cuento, luego ya veremos….
Día V.- Viernres.  La mañana ha estado nublada.


Día VI.- Sábado.

Anoche al final no salí, y he dormido relativamente bien, todo lo bien que me dejó la tormenta, con su música y luces propias de concierto de rock duro.
Me he preparado un café y una tostada de ese pan que le traen Martín, mollete antequerano se llama, aguanta un par de días sin  que pierda cualidades, es redondo, suave y tierno, con un tueste rápido la miga toma un color dorado superficial lo  suficientemente crujiente para repartir la mantequilla  y quede aparejada sin que  pierda su ternura. Todo un hallazgo, era el último, luego bajaré a comprar más.

Hoy puede ser un día sin mucho sentido y lleno de incertidumbre, no se que pasará después del “plantón” de ayer, quiero que me interpretes bien… lo digo en tono coloquial sin echarte nada en cara, además no tengo por qué. Lo que si he notado es que los primeros días me refería a ti en tercera persona  y ahora te tuteo con la confianza y soltura de los que se   conocen desde hace tiempo,  por eso pienso si no me habré dejado llevar demasiado por la imaginación.
Pensándolo bien a lo mejor no me miraste, los reflejos en los cristales desde afuera podrían anular la visión hacia el interior, yo te veía pero tu a mí no.  Posiblemente lo que hiciste  solamente fue  mirar hacia arriba, la tabarra que te estaba dando ese tipo  no era para menos, seguro que lo ocurrido fue que estaba situado casualmente en la  trayectoria de tu mirada, si, sería eso.
Bueno… una duchita, pensaré que hago hoy y ¡ah! y bajaré a comprar algo, al chino de Martín.
Son casi las 11, ya estoy vestido y dispuesto, miraré por la ventana a ver si me mojaré mucho; no, solo chispea... además estoy a dos pasos.
¡¡¡ ¿Comooooo?.... pero si es ella, es... es … está entrando en la tienda de Martín!!
Corro, vuelo, cojo las llaves, la chaqueta y salgo disparado, el portazo lo oigo ya lejos, detrás de mi, hacia mucho que no bajaba los escalones de tres en tres, la última fue cuando la grúa quería llevarse el coche… ¡¡ Joderrrrr  que no se vaya!!. Una vecina entra en el portal yo desde los últimos escalones la grito que no cierre, se aparta deja la puerta libre y las gracias se las doy en pleno vuelo, saltando hacia la acera.
Un señor pasa, le esquivo , voy mirando por si viene algún vehículo con mas prisa que yo, nada, me da tiempo, paso entre los coches aparcados de enfrente, ¡¡que pegados los dejan coño!!..
Bueno… cálmate chaval, entra en la tienda como una persona…. ¿que hago con la chaqueta? Me la pongo, me remeto la camisa, me atuso el pelo y entro tranquilo.
Está ahí, de espaldas, delante de mí, parece mas alta que yo, todavía no la han despachado, hay una señora delante que Martín la está echando la cuenta. ¿Como se llamará?
La señora se gira para salir,  ella se aparta y se coloca en el lugar vacante, la tienda  no es demasiado pequeña pero Martín la tiene a tope de mercancía, los aromas de la estancia se mezclan consiguiendo lo que yo defino como “el olor de bazar”, me recuerdan a eso, pero después de un rato es tal la saturación que ya no hueles a nada.

    Martín:       -¡Hola María… buenos días!
    María:       - ¡Hola Martín!

Le responde con tono amable y voz algo rota, me ha recordado un poco a la de Bonnie Tyler, algo mas suave.
 Se llama María…. y somos los únicos clientes en este inaudito lugar de citas y aromas.

Martín:           -¡Hola Diego!

Me dice al verme detrás de María…

Diego:         -Hola Martín, ¿Qué tal?

Ella se gira y me mira, me otorga una leve sonrisa yo me quedo con cara de no se que… la devuelvo la sonrisa, la  cordialidad nos embarga. Ya estamos presentados Martín es un hacha para estas cosas.

Martín:    -   Que te pongo María?

 María:    -    Pues dame unos filetes de pavo, medio Kilo.

Martín:  - Ahora mismo. ¿Y tú que tal Diego, como vas con tus   escrituras?

Este Martín me ha visto la cara de colgado que se me ha quedado y quiere espabilarme.

Diego:         -Ni que fuera notario.

Martín:        -Vamos Diego… que sabes a que me refiero.

Diego:         -Bueno he empezado un relato... y ahí  estoy…

Martín:        -Ya me lo enseñaras, sabes que soy tu mejor crítico.

Diego:         -Demasiado benevolente… creo.

Martín:        -¿Y tú María, tus  cuadros como van?

Este tendero ha equivocado la profesión, seria un crack en relaciones públicas.
Se confirman mis  conjeturas, no andaba descaminado, pinta.

María:       -Ya sabes, con las clases no tengo el tiempo que desearía   pero… yo también estoy ahí

 Esta respuesta, aparentemente normal, podía situarla dentro en un contexto de aproximación…. Los dos estamos ahí…. A ver que me pregunta Martín ahora.

Martín:       -Diego, por cierto ¿tú no necesitabas unas ilustraciones para   tus relatos?

Es un genio… no me defrauda nunca.

Martín:         -¿Que más, María?

María:        -Dame una lechuga, luego quiero tomates, un bote de col picada y dos latas de atún, pero a lo mejor Diego no quiere muchas cosas, si quieres pides y así no esperas.

Me ha pillado de sorpresa.

Diego:         -No, no. Gracias, no te preocupes, no tengo prisa...

Me sitúo a su lado para verla mejor, al fin y al cabo ya nos han presentado, así tendremos un dialogo mas normal. ¿Y que digo ahora?…allá  voy…

Diego:       -Pues si, la verdad es que estaba intentando contactar con  algún… o alguna artista, ese relato lo termine hace dos semanas y seria  estupendo poder incorporarle las ilustraciones, bueno… y la  portada.
-           
 No dice nada, no responde a mi sugerencia, ¿no la interesará?
Martín sale al “quite”, como siempre.

Martín:       -Pues ya sabes… aquí tienes una artista de lo mejorcito que tenemos en el barrio ¡y parte del extranjero!

María sonríe, la cara se la ilumina y me anima ha insistir.

Diego:       -No se, si quieres, podríamos hablar sobre el tema, bueno si te interesa.

Me mira;  es la misma mirada del otro día, la tengo cerca, al lado , no me lo puedo creer, pero que me pasa estoy fuera de mi, esto no lo había previsto, los agobios vuelven.

María:      -Parece interesante la propuesta, si no tienes demasiada prisa con las ilustraciones…. lo mejor sería que me dejaras el relato y ver si puedo aportar algo, ¿no te parece?

Me he quedado mudo, las palabras se me agolpan en el cerebro, y lo que quiero decirla es…pues claro, naturalmente, como no, cuando quieras, ahora mismo, ¡ya!,.. Calma Diego… que no cunda el pánico, tomo aire y suelto uno de  mis repertorios mas locuaces de los últimos  años.

 Diego:         -Pues si, claro.

Martín ha terminado de despachar a María y al ver mi sonrisita de idiota toma la palabra y me asienta un derechazo sonoro que retumba en mis adentros pensantes.

Martín:      -¡¡Como que claro!! Ya estas subiendo a tu casa y  bajas   el relato ahora mismo.

Diego:      -Bueno Martín no hay por que precipitarse a lo mejor María no puede ahora…. así de sopetón, tendrá cosas que hacer, las prisas no son buenas, si quieres quedamos otro día.

María:     -No la verdad es que no me importa esperar, además no creo que tardes mucho, ¿vives hay enfrente, no?

Martín me mira, abre los ojos un tanto desorbitados y baja la cabeza con gesto jocoso.
El corazón se me sale, estaba en lo cierto, me miró, me vio, el jueves, el día que rompió con ese tipo. (y dale con lo del tipo).
Me ha reconocido, yo tengo que hacerla saber que también se quien es,  a ver que me sale:

Diego:       -Si, hay justo enfrente en el  segundo piso, el del mirador, desde allí se ve todo bastante bien….

Pero que gilipollez estoy diciendo…acabo de perder por lo menos 20 o 30 puntos en el ranking de los sagaces. 


Martín:     -Mientras subes dime que te preparo, que tengo que cerrar.

Diego:         - Si… esto…. quiero tres molletes y…espaguetis, leche y  café.  Estoy aquí enseguida, no tardo.


Salgo  a la calle mi cuerpo quiere flotar pero, me contengo, no quiero que me vea tan eufórico, a ver si recupero puntos, me acerco al portal, abro y tras cerrar la puerta subo como un exhalación.
Entro y busco el relato, donde lo puse… a si aquí, pero lo tendré que meter en un sobre, donde están, en este cajón había… no, haber… bueno este mismo. Lo meto, ¿que hago, le pongo el teléfono y el nombre?, si en una esquina, así, como que no se note, como una cosa imprevista, mientras escribo miro por el ventanal, está lloviendo, salgo, bajo las escaleras pensando en lo que me ha dicho María., como atajar este trance.
Salgo a la calle y ella esta en la puerta de la tienda con la bolsa de su compra y la mía; me la da y la agradezco el detalle.
Martín sale a recoger las cajas.

Martín:        -No te preocupes, ya te lo he apuntado.

Diego:         -Gracias Martín.

Nos quedamos bajo el toldo de nuestros pesares. Esta lloviendo y Maria no  lleva paraguas.

Diego:        -Bueno, aquí lo tienes, léelo sin prisas, en cuanto tengas algo que contarme me llamas, ahí tienes el teléfono, bueno también sabes donde vivo.

María:      -Vale, lo leeré con tranquilidad y te contesto lo antes posible.

Martín ha recogido todo lo de afuera y sale con el gancho para enrollar el toldo, nos mira y velve a entrar. Llueve.

Martín:           -Os dejo el toldo echado, ya lo recogeré esta tarde.

Asentimos su detalle y seguimos hablando en nuestro cobijo. Martín se despide.
Por unos momentos una sensación subjetiva me  traslada hacia el interior de mi casa, estoy de pie mirando a través del ventanal, limpio con  la palma de mi mano los cristales empañados para tratar de ver con mas claridad como cae la lluvia, las gotas resbalan desvirtuando mi visión, líneas de agua  que se unen en irremediable caída  componiendo lentes longitudinales que multiplican todas las imágenes viendo a María hablando conmigo debajo del toldo, la conversación  parece amena hay sonrisas y parecemos cómodos el  uno con el otro. Suena la canción Ángel de Sara Maclachlam 

-Una cosa María, ¿lo vuestro ha terminado?
.
-Si, cuando mire hacia tu ventana y te vi, lo decidí todo.


                        Fin de la primera parte


5 comentarios:

mimi dijo...

Hola Joaquín, me ha gustado mucho la primera parte de "El Mirador". Espero que habrá más. Como Diego, me he quedado colgada mirando por la ventana.
un saludo

Sam dijo...

Gracias mimi, asi estamos algunos observando por el mirador, tratando de ver algo mas.
Estoy con la segunda parte, a ver que tal......

Rosana dijo...

Esta tarde me he puesto a leer tus relatos ¡¡¡EL MIRADOR!!! la primera y segunda parte. ¿No me acordaba?. pero me ha emocionado de nuevo.Espero pronto la tercera parte,es estupendo poder leer algo tan especial y real.

Rosana dijo...

3: parte del Mirador>

Me engancha!!tengo que seguir leyendo.

María dijo...

Que bien encontrar la tercera parte. Noto algo distinto. Hemos entrado en la cotidianidad. Me gusta mucho el punto de humor. Me he reido!!!
Gracias!!