"EL MIRADOR" ( Relato) CAPITULO 3º









El Mirador - 3º Parte
Relato. 

Jueves

Un ruido automovilístico externo me hace regresar del surrealismo profundo  al mas vil realismo superficial, miro el reloj, ¡¡joder las 10!! Tampoco fue tan tarde cuando llegué a casa.  Un estiramiento y un bostezo una vez en pié me  confirman que habrá  que hacer algo en este mundo.

Miro por el ventanal, claros y nubes. Martín descargando  mercancía.

Un cafecito por favor…tengo la cabeza un poco cargada… ¡Anoche al final cayeron dos botellas!…. ¿o fueron tres?, No se, bueno creo que María se llevaría buena impresión de mí, aunque en el fumeque y la bebida tampoco se quedó atrás.
Pero recuerdo todo lo que pasó desde que nos vimos ayer en el café, además tengo  esa sensación de  cuando era pequeño y tenia fiebre en unos de esos trances del crecimiento, mi madre me calmaba diciéndome, que no me preocupara que era “un estirón”,  yo me levantaba a la mañana siguiente a medirme a ver cuanto había crecido…quería ser mayor.
Ahora cuando me he levantado y han venido a mi mente todas las imágenes y palabras que fluyeron anoche lo recuerdo así,  en ese estado febril,  con ganas de medirme  y ver si soy un poco más mayor,  todo fue sustancioso, completo y sin desperdicio como un relleno de carne jugoso con toques de pasas ayudado por un brut nature. Todo esto debe tener un porqué, claro tengo el estomago vacío, me tomaré el café con una tostadita de mollete con su aceite y su jamón.

Estoy mirando al exterior sin ver nada en concreto, saboreo el último pedazo de tostada con el también último trago de café, parece que el día ya se presenta con otra cara; tengo que llamar a Marta la editora de la sección del periódico que lleva el cultural, primero una ducha con agua calentita, yo los experimentos esos de agua fría por la mañana para espabilarse… ni en verano… Salgo de la ducha…me seco bien, me pongo el albornoz y me acoplo en el sofá con teléfono en mano…marco…

Diego:         ¡¡¡Hola!!! Marta por favor…. Si, soy  Diego de Pablos… vale…

Espero mientras me pasan con ella

Marta:            ¡Hola Diego! …Cuéntame.

Diego:       No te entretengo mucho… solo preguntarte si has decidido ya como va ha ser la edición del relato si por capitulo o por páginas.

 Marta::             Mira, lo he repasado y he visto que como los capítulos tienen mas o menos la misma medida, he pensado en dos capítulos por entrega, y en total serian cuatro entregas

Diego:           OK... Otra cosa, es que estoy con las ilustraciones, por cierto te van a sorprender, ¿cuantas ponemos o cuantas serian las idóneas?

Marta:           Depende del tamaño, una por capitulo podría estar bien sin son tamaño mediano tipo cuarto de página mas o menos. Plantéame una composición con los dibujos y vemos la maquetación

Diego:          Vale, la impresión  la estáis haciendo a color ¿no?

Marta:            Si, ¡oye, ya sabes el tema de los plazos, no te digo nada..!

Diego:          Descuida estamos en ello, gracias Marta por tu tiempo, Nos llamamos

Marta:             Vale…cuídate,  chao.

Bueno parece que todo esta aclarado, no se si llamar a Maria ahora o esperar un tiempo prudencial, la llamaré más tarde, tengo que controlar mi ímpetu, ese que a veces me genera un estado de ansiedad nada conveniente, pero que por otra parte no puedo remediar.
Bajaré al banco tengo que ver como me va mi estado financiero, además no tengo un duro en el bolsillo, ni para comprar tabaco, hablando de comprar… me pasaré por la tienda, en mi última visita al frigorífico tuve que presentarme , cuando lo abrí ya no me reconocía.

Desde la puerta del banco veo que está  a tope de gente, no me apetece la espera, trataré de entenderme con el cajero automático, a ver… la tarjeta por aquí, a clave ****, ya está, continuar, marque cantidad ***, ya está, continuar, retirar dinero y recoger tarjeta, no se cobrará comisión, solo faltaría eso… ahora a gastarlo. Noto alguien detrás de mí, ¿no será un caco?, no es una señora que esta esperando a que termine, ¡vaya paranoia que se tiene siempre en los cajeros!
.
La calle esta mojada , un hombre viene de frente a mi, su vestimenta dice que no pasa por su mejor momento, un abrigo raido con algún boquete que otro con una cuerda atada a la cintura,, lleva gorro de lana, o al menos eso parece, en una mano lleva su maleta de Mercadona con sus pertenencias, le acompaña un perro grifón mojado y tan pulgoso como el dueño, lleva un trozo de cuerda al cuello a modo de collar, por que los perros se parecen tanto a sus “amos” , incluso en la vestimenta,  aunque sea tan precaria, ¿simbiosis?

Entro en la tienda de Martín. Esta despachando a la única clienta, espero.

 El banco me agobia pero ¿y en las ferreterías? generalmente son establecimientos muy amplios pero abarrotados de cosas, siempre hay gente, nunca he entrado en una ferretería que haya estado vacía, es el lugar donde más he perdido el tiempo; el empleado de una ferretería es sin lugar a dudas un espécimen  especial… y si no como es posible tener esa santa paciencia, atiende al cliente de turno, está para lo que le soliciten lógicamente incluso para un simple tornillo, tiene que pedir al cliente que tipo es el que desea, luego se va a buscar a la estantería correspondiente, abre la caja, le enseña el tonillo al cliente, este, si esta seguro que es el que quiere le dice la cantidad, si no vuelta buscar, por fin se decide, el dependiente que ya tiene oficio le pregunta si quiere las tuercas correspondientes, el cliente piensa y decide que si, otra vuelta por los estantes y regresa con su cajita, una vez consumado el pedido lo envuelve en trozo de papel que tiene en un rodillo en la otra punta del mostrador, seguidamente  echa mano a unas carpetas donde tiene detallada la referencia del producto, tamaño, medida y precio, coge la calculadora, hace sus logaritmos y anota en una hoja de papel que suele ser en un taco numerado el importe, se lo dice al cliente: 0,35 céntimos, este le da el billete de 10€, este le mira con cara de “vaya tela” se encamina hacia caja, teclea la cantidad coge el cambio y se lo da, se despiden cordialmente..¡¡Santo dios!! ¡¡10 minutos de espera de mi vida para ver una compra de 0,35 céntimos y aún quedan mas compradores de tornillos delante de mi!!

Con mi Martín no pasa, si tengo prisa le echo una miradita le dejo la lista con lo que necesito y me voy, cuando la cosa está despejada me da un toque por teléfono y paso a recogerlo. Él me lo agradece y yo también.


Diego:          Buenos días Martín

Martín:          Hola Diego, enseguida estoy contigo…. aquí tiene señora  Amalia….. Adiós… hasta otro día.
                       ¿Que tal, como fue?


Diego:             Como eres…se supone que tienes que preguntarme que es lo que quiero de tu tienda... ¿No?

Martín:           Déjate de historias…cuéntame ahora que tengo un ratito tranquilo.

Diego.         Fue muy bien, la verdad es que María me ha sorprendido, es una artista muy buena.

Martín            ¿Ah…siiiiii?

Diego:             ¡Joder Martín!… quiero decir… muy buena artista.

Martín:            Ja, ja, ja…. así me gusta que hables con propiedad. ¿Y habéis llegado a un acuerdo?

Diego:               Si, ya hemos hablado de las líneas generales y se va a poner en ello, además la noté cierto entusiasmo.
Martín:          Bueno, pues me alegro un montón...a ver si sale algo bueno de ahí…Si necesitas un padrino… ya sabes… ja,ja,ja…
 Este Martín no para, mira que le gustan las historias, con sus puntaditas para llevar las cosas a su terreno, bueno al fin y al cabo es parte responsable de que todo esto se haya convertido en un sendero de emociones entrelazadas con  realidades artísticas. Tengo que llamar a María.

Diego:          Martín te dejo una lista con lo que necesito y luego bajo a por ello, no te importa, es que me he acordado de que tengo que hacer una llamada antes de que sea más tarde.

Martín:         ¡¡Vaaaale!!

Cruzo la calle apresurado son casi las dos, no se si será buena hora, quiero llamarla desde casa y hablar tranquilo, no me apetece hacerlo con el móvil desde la tienda; siempre he pensado que cuando se desea comunicar algo que se considera importante hay que estar concentrado y en un lugar tranquilo y apropiado, no me acostumbro a comunicarme con quien sea con el móvil, por la calle,.. o en el metro, ¡no hay intimidad!, aunque todo el mundo lo hace y ya forma parte del paisaje, es normal  ver a personas hablando enajenadas de todo lo que pasa alrededor mirando al infinito o andando en el mejor de los casos mirando al suelo de un lado a otro deambulando sin rumbo fijo, o la angustia de oír  el jadeo de la persona que va andando y hablando contigo a la vez; No puedo.

Abro la puerta y ya estoy en casa… me quito la chaqueta y bufanda, me descargo los bolsillos,  cojo una cerveza del frigo y me siento en el sofá con los cojines acomodados, marco el teléfono de Maria,  ti to ta to ti to ta tu ta ti. Piiiiiiiiiiii…piiiiiiiii…piiiiiiiiii.

María:        ¡¡Diga!!

Diego:        Hola María, ¿que tal, puedes hablar o te interrumpo?

María:         No en absoluto, iba a prepararme algo de comer pero no hay prisa, dime.

Diego:        Mira, he hablado con Marta, la responsable del cultural del periódico y he quedado con ella que cuando tengamos los dibujos vemos como lo podemos encajar en la maquetación. Por cierto lo van a editar a color.

María:       ¡Ah muy bien!, perfecto, pues primero vemos los bocetos que he pensado para los distintos capítulos… ¿al final cuantas ilustraciones serían?

Diego:      Una por capitulo pero como son dos en cada entrega, pues eso, serian dos semanales y en total ocho. ¿Que te parece?

María:         Bien, creo que una ilustración por cada capitulo quedaría perfecto, así tengo que elegir una situación que describa cada uno. Veremos que te parecen.

Diego:         Tengo plena confianza en la artista y en sus aptitudes...

María:         Tú siempre tan amable…ja, ja, ja.

Diego:          Bueno María, no te entretengo más… ya me contarás.

María:        No te preocupes, cuando tenga algo que  enseñarte, te llamo.  Perdona… una cosa. ¿Hay plazos de entrega?

Diego:     Pues tenemos tres semanas más o menos… ¿tienes tiempo suficiente?

María:       Creo que sí, tendré que dedicar  buena parte de mi tiempo, casi lo prefiero, así me concentraré exclusivamente  en ello,  pero lo haré con mucho gusto.

Diego:             Tú si que eres amable… bueno aparte de los piropos hay un tema que no hemos tratado y es el económico, mucho hablar del trabajo y del arte pero también está lo que es indispensable, la valoración de tu trabajo, esto es siempre un poco engorroso, pero necesario. No hace falta que me lo digas ahora, valóralo y ya me cuentas.

María:        Vale…no te preocupes ya lo hablamos…Te llamo.

Diego:        Gracias por todo María, chao

Maria:        Chao Diego.

Esto de hablar del dinero es siempre un tema que se me hace difícil,,, como se puede poner precio a algo que te sale del  alma, algo que tienes dentro, ese potencial en tu mente y que en la mayoría de las veces sin tu saber como, emana por la punta de tus dedos,  escribiendo sueños o dibujando delirios…vaya dilema..

Llaman al telefonillo… ¿siii?, ¡ah Martín, bajo!…bueno como quieras, te abro,  ¡¡meeec.!!.....Me trae el avituallamiento, me acerco a la puerta y abro es Martín trae la bolsa con el pedido, se lo recojo.

Diego:       ¿Que te debo?

Martin:        Te lo he apuntado, ya me lo darás.

Diego:         Gracias mil Martín… ¿quieres una cervecita?

 Martín:     No gracias Diego es tarde y que te aproveche.
Yo también me voy a comer...Hasta luego… ¡pero me la            debes! A ver si un día me lo cuentas todo lo relativo a esa UTE que traéis entre manos… jajaja.

Diego:                           ¡Faltaría más ¡!! .

Martin sale guiñándome un ojo… ¡que buena gente!!
                   

Me hare algo de comer,, estoy un poco desganado, algo rápido. Una ensalada con brotes de soja y un filete de pavo a la plancha con curry.

Se esta calentando el café,, mientras miro por mi ventanal el entorno sigue igual pero distinto,, no. no quiero hacer de esto un melodrama pero estoy un poco triste,, pero hay algo que ya no sucede,, tengo que escribir todo esto, no hay que olvidar que esta historia es algo que me sucede y además es lo que mas me apetece hacer.

Pongo a Lucho Gatica con su bolero <La barca>, no se, hoy he leído algo de este cantante Chileno, lo oía cuando era pequeño y mientras enciendo un cigarro lo escucho…me veo desde el techo de mi salón envuelto en humo, la música suena y me dispongo a escribir…

Jueves.

Un ruido automovilístico extremo...
Fin del  capítulo III

1 comentario:

mimi dijo...

El humo, la ansiedad, el suspense...me está gustando el relato. El paso por la ferretería....¡muy bueno!